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¿Hacer o no un contrato? El dilema de muchos arquitectos y constructores.

La industria del diseño arquitectónico y la construcción son muy diferentes a otras  actividades industriales y solo los que nos dedicamos a ella podemos entender los problemas que surgen en el día a día: desde el cliente que pide un cambio a el proyecto ejecutivo terminado cuando ya fue revisado por él, vecinos conflictivos, sindicatos de trabajadores, autoridades municipales y/o estatales que toman a conveniencia los lineamientos legales, problemas con los proveedores, clientes que no pagan y así un sinfín de dolores cabeza. El entorno es realmente agresivo y despiadado, pero depende de nosotros si queremos tomar el papel de víctima o el de alguien que pudo triunfar a base de conocimientos, dedicación y esfuerzo.

Todo empieza cuando te vuelves independiente y comienzas con tu carrera profesional, al inicio consideramos innecesario el redactar un buen contrato, generalmente nuestros primeros clientes son amigos o familiares que ven potencial en nosotros y deciden que somos una buena opción para materializar sus proyectos. De una u otra manera generalmente tenemos razón: es bastante difícil que un conflicto profesional, entre este grupo de personas, escale a un conflicto legal que transcienda. Pero una buena medida de éxito es cuando empiezas a tener clientes que no conoces personalmente, y en ese preciso momento es cuando comienzan los verdaderos problemas.

Todo esto es bastante lógico: en la medida que superas cierto nivel profesional, comienzan retos diferentes que implican nuevas destrezas que aprender, y una de las mas importantes es tener un ligero conocimiento de cómo funciona el derecho y las leyes en México.

¿También te lo has preguntado?

Tener este conocimiento bien afianzado puede mejorar tus negocios de una manera en la que no te has imaginado: mejorando la comunicación entre las partes al aclarar todos y cada uno de los términos de los servicios que vas a proporcionar así como de su alcance, proporciona caminos de solución a controversias, y sobre todo a tener tranquilidad mental y laboral para enfocar todas sus energías en los proyectos y retos que verdaderamente importan.

Conocer como funciona todo esto es muy sencillo: todo empieza por tener un buen contrato que proteja al máximo tu persona y tu patrimonio, conocer nuestras vulnerabilidades y posibles puntos de conflicto más comunes es parte indispensable para siempre tener todo bajo control.

Pero el solo hecho de tener un contrato no basta, también es necesario seguir una metodología legal muy sencilla: cualquier modificación o cambio debe quedar siempre asentado por escrito y firmado por las partes de inicio a fin, no hay más.

Todo es realmente muy sencillo (aunque tedioso) y se resume a tener un sistema bien establecido para cada proyecto con una serie de formatos bien redactados que nos brinden certeza legal a nuestros clientes y a nosotros.

El tener un buen contrato y llevar una metodología legal no te salvará de tener problemas legales, pero si te garantiza, que el día que los tengas, vas a tener una victoria asegurada.

Jorge Reynosa Huesca.

 

 

P.D. Aquí te dejo dos contratos (contrato de obra y contrato de proyecto arquitectónico) para que los descargues y utilices cuando consideres conveniente.

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